La Habitacion
Otro día en esta habitación,
detesto esa mancha en el techo color café que me mira desde arriba cuando abro
los ojos. No sé porque no me gusta, si es la primera vez que la veo. Me siento
tan cansado, que mi mente se torna confusa, y se pierde en el laberinto de mis
pensamientos. Pero algo me es tan familiar en este lugar, como si lo conociera
desde siempre.
Ahora que tomo conciencia
de mi cuerpo, siento que mis brazos me molestan y con un leve hormigueo en mi
piel. Giro mi cabeza lentamente en la almohada hacia un lado, y veo un baño
cuya luz blanca parpadea sincronizada con mí parpadear, mientras diminutos
cúmulos de polvo danzan en el aire. En un instante un sonido se estrella en mis
oídos y me ensordece, un tumulto de voces enajenadas que se posan en mí, y no logro
entenderlas.
Mi visión esta algo
nublada, y al levantarme mi cuerpo se estremece. Cuando logro sentarme en la
cama, tropiezo con unos zapatos que desconozco, ropa tirada sobre la alfombra
del piso y mis pies tocando el suelo. Sentado sobre la cama veo detrás de mí,
tenues rayos de luz que provienen de una ventana cuya cortina está entre
abierta.
No recuerdo quien soy, me
cuesta pensar con claridad. Mientras hago el esfuerzo, comienzo a sentir un
dolor en mis brazos, pequeños puntos que surcan mi piel, colores aparecen
alrededor de ellos, y siento miedo. Mi boca comienza a saber mal, siento un
gusto metálico y seco, estoy asustado. Trato de levantarme y mis pies toman el
camino más corto hacia un espejo de la habitación, como si supieran que hacer.
Frente a ese espejo miro el
reflejo de alguien que no soy yo, los ojos de un anciano miran desde el otro
lado, me mira cuando yo lo miro, pero nada hay ahí. Toco mi cara, esta fría,
todo mi cuerpo lo está, esta temblando pero no pude saberlo sino hasta ahora.
Un zumbido se proyecta por todo el cuarto y poco a poco va tomando sentido,
siento que alguien me llama. Con mucho esfuerzo volteo para mirar y veo una
figura recostada en la cama mirándome, es una mujer, le sonrío como si la
conociera, como si todo mi cuerpo supiera quién es y trato de hablarle, pero no
puedo distinguir su rostro que se oculta entre la luz y la oscuridad. Trato de
alcanzarla pero se me escapa, se desvanece como un suspiro en la soledad.
Si, ya recuerdo quien soy,
pero no quiero saberlo, ya recuerdo esta habitación, recuerdo la luz, el dolor
en mis brazos y los pinchazos, recuerdo mi cuerpo que ya no me pertenece y que
solo es una sombra de lo que fue. ¿Quién soy? Ya lo sé y desearía no haberlo
sabido.
¿Qué puedo hacer para no
recordar? la solución se encuentra cerca de mí, en esta habitación, tan cerca
que puedo tomarla, esperando que ella me lleve de nuevo. De pronto todo mi
cuerpo pierde la fuerza necesaria para mantenerse en pie, siento que me
desplomo y como el frío del suelo invade mi cuerpo, lo siento tan real. Mis
ojos se van cerrando y todo se desvanece.
Otro día en esta
habitación, detesto esa mancha en el techo color café que me mira desde arriba
cuando abro los ojos. No sé porque no me gusta, es la primera vez que la veo.
La Habitacion por Jesús Nicola se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Obra Derivada 4.0 Internacional.
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