Numeros




¿Qué me ocurrió? Simplemente me perdí en mí mismo en aquel supermercado. Números, números… siempre hay números. Como si no pudiera escapar de ellos. Siento que ya no existo fuera de las cifras que me dicen quien soy, que hago, cuanto gasto. Soy solo un Número.
Cada día me envuelven y diezman mi humanidad, se apoderan de lo que soy, de lo que seré. Siento que nada puedo hacer si no están ellos allí.

¿Soy acaso un numero más en la vida? ¿Soy la inexistencia de mi identidad? ¿Quién soy? Soy un número en una caja, en infinidad de ellas. Cajas elegantes y confortables que eliminan mi esencia, que no dicen lo que soy en realidad.
Cajas vacías que están allí para recordarme que necesito mas y que debo desprenderme más de mi ser, para conseguirlo. Cajas hogares, cajas autos, cajas edificios, cajas bancos, cajas supermercados.

Ahora despierto en una caja totalmente blanca, una caja mas para mi colección. Cajas blancas, ellas me encerraron y un par de números vienen de vez en cuando a hablarme, para saber si sigo aquí. Yo solo contesto con su lenguaje, solo hablo en números y es algo irónico que a pesar de hablar su lenguaje, se miren entre ellos y me dejen aquí cada vez mas y mas. Apagan la luz por las noches y solo veo un pequeño resplandor debajo de la puerta. Siento ruidos metálicos, giros metálicos en secuencias, cierres metálicos en tonos graves que invaden mi conciencia y yo en esta caja blanca que por las horas nocturnas se vuelve gris. Es evidente que cuando los giros y los cierres cesen, cuando vuelva mi cabeza hacia la almohada, allí  vendrán a liberarme y todo al fin estará bien.






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