Ella



Esta es mi historia, la de un hombre que lo tenía todo, dinero, poder, respeto, una hermosa esposa, dos pequeños niños y todo lo que cualquier persona  pudiera soñar. Sin embargo todo cambio aquella noche de Noviembre cuando supe que ella había fallecido. Una simple llamada, una simple carta, una simple palabra puede cambiar una vida, solía escuchar decir a las personas, y jamás lo creía. Hasta esa noche, donde comprendí lo que esa frase significaba.
Como siempre llegaba a casa después de las ocho, entraba el auto al garaje, saludaba a mi esposa y a mis hijos agradeciendo a la vida por tenerlos, pero esta noche fue diferente. Mientras me preparaba para cenar un sonido anunciaría el principio de mi fin. Mi celular comenzó a sonar una y otra vez. Yo no quería responder porque estaba cansado, seguramente era alguno de mis colaboradores que estaba haciendo horas extra en la oficina y quería preguntarme algo. El teléfono sonó varias veces más hasta que decidí contestar. En ese instante solo escuche la voz de alguien familiar, alguien que conocía desde que era adolescente, un viejo y querido amigo al cual había dejado de ver, un amigo que me decía que ella había fallecido.

El solo dijo ― Ella murió hace una semana, lo siento mucho ― y cortó la llamada.

Debo confesar que aunque amo a mi esposa, el recuerdo de ella jamás se fue de mi lado, siempre estuvo presente en los rincones de mi mente, y a veces hasta solía aparecer en sueños sin pedir permiso, no la había olvidado. Siempre estaría en algún recuerdo descuidado de mi memoria.

Cuando termino la llamada, mi mente quedó en blanco, mis manos temblaron, y mi corazón palpitaba como hacía mucho no lo sentía. No supe que hacer, simplemente la tristeza, y el dolor me invadieron. Mi cuerpo inerte, sin acción y mi corazón queriendo escapar de mi pecho, me decían que no todo en la vida se tiene bajo control y que una simple llamada cambia una vida.  Llore, grite y quise morir en ese instante junto con ella, porque ya nada volvería a tener el mismo sentido, porque las cosas no eran como pensaba, porque la vida no era lo que estaba seguro que era. Entonces salí corriendo, fui al garaje, encendí el auto, y comencé a manejar tratando de pensar, de acomodar pieza por pieza los pensamientos que resquebrajados en mi mente trataban de incrustarse en mi ser.
Era una noche de lluvia y el pavimento mojado no era apto para manejar a gran velocidad. Solo quería verla y hablarle, y sentirme cerca de ella una vez más. En ese momento mientras buscaba mi celular, baje la cabeza para recogerlo del piso y solo escuche el fuerte sonido de una bocina, cuando levante la mirada vi una luz de frente que venía hacia mí, y ya nada mas pasó; ya no hubo pena, ni dolor.

Solo recuerdo un sonido ensordecedor, una figura femenina envuelta en una hermosa luz, y un sentimiento muy familiar. Era ella. En ese instante sentí que ese era mi lugar, que así debía ser, pero su voz dulce y suave me dijo que no era el momento, que debía esperar y amar cada día más los días que se me regalaban de ahora en adelante.

Cuando desperté estaba en el hospital, y mi esposa estaba junto a mí, tan hermosa como siempre, la mire y simplemente le dije ― Todo está bien amor, ahora todo está bien.  

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