Saint Bar
Si hubiera sabido que esto pasaría, jamás habría
venido aquí, nunca pensé que simples decisiones convirtieran mi vida en lo que
está a punto de pasar. Sigo corriendo por la calle en esta noche de lluvia, con
mi traje de oficina mientras un auto me persigue. Siento como mi cuerpo empieza
a pesar, como el sudor caliente cae sobre mi rostro, y los latidos como truenos
en mis oídos me ensordecen, haciendo que mi corazón esté a punto de explotar.
Jamás creí lo que dicen sobre que la vida pasa en frente de tus ojos cuando
estas a punto de morir, y sigo creyéndolo, tal vez porque no estoy por morir o
simplemente porque esto que estoy sintiendo es todo lo que hay, viento en mi
rostro, aromas que se agudizan, sonidos que se van perdiendo, se vuelven lejanos,
y la visión que comienza a nublarse. No veo mi vida pasar, pero veo la noche,
esta noche estrellada, y la calle por la que estoy corriendo, infinita e
interminable. Todo transcurre en cámara lenta, como si el tiempo se hubiese
olvidado de mí.
Hasta no hace mucho era Charlie Sheppard, un simple
oficinista, con una vida normal y solitaria, de día atendía clientes en una
sucursal bancaria, mi trabajo era mi obsesión,
y de noche frecuentaba bares en busca de alcohol y diversión. Hasta que
ese viernes lluvioso tuve una parada repentina en Saint Bar, una especie de
agujero perdido en las entrañas de la ciudad. Nunca sabré que fue lo que me
llevo hasta allí, pero hoy maldigo esa noche que decidí entrar y pedir una
cerveza, sentarme en la barra y mirar a la mujer que se encontraba en la
esquina bebiendo sola, mientras escuchaba una vieja canción de rock en la
rockola. En ese momento pensé que podría pasar un buen rato con esa mujer, pero
luego algo dentro de mí, una fuerza extraña me obligo a cerrar mi boca y
quedarme donde me encontraba. Sin embargo cuando volví a mirarla, ella ya me
estaba sonriendo y sentía que una fuerte atracción nos estaba uniendo, debía ir
hacia donde estaba y salir hacia el callejón a sentir esa pasión.
Cuando me acerque, ella se levanto, me miro y se
dirigió hacia la puerta trasera, mientras dejaba su perfume de flores y canela inundando
todo el lugar. En ese omento decidí dejar que cerrara la puerta y comencé a
caminar hacia la salida, mientras sentía que mi corazón latía cada vez más
fuerte, sin embargo un presentimiento me decía que no lo hiciera, mi instinto
se negaba a salir, pero igualmente lo hice.
La noche se hizo penumbra y la luna desapareció entre
las nubes, la lluvia cada vez caía más y más fuerte, y allí estábamos los dos,
ella con un vestido rojo, sus ojos color avellana, su piel blanca como la nieve
y sus labios rojos que me desafiaban. Yo con mi camisa blanca de oficina, mi
corbata a medio hacer y una sonrisa temerosa que no podía disimular.
Recuerdo como lentamente ella se acerco a mi oído y
susurrándome casi como si disfrutara de eso, me dijo:
- ¿Acaso no lo recuerdas Charlie?
Y comenzó a reír cada vez más fuerte.
Yo quede allí en ese mismo lugar por unos segundos sin
saber que decir, simplemente congelado en ese instante. La mujer puso su mano
sobre mi pecho y solo sentí un calor y una luz que me encegueció. Lo siguiente
que recuerdo es que estaba manejando nuevamente por la carretera, no estaba
mojado, ni tenía marcas en mi pecho, de hecho me sentía mejor que nunca, así
que decidí que todo había sido un breve
sueño mientras manejaba, no sería la primera vez que me sucedía.
Me alegre de que todo fuera una pesadilla y que me
encontraba manejando por la carretera hacia algún bar de la ciudad a probar
suerte. Todo hubiera ido bien, de no ser por el cartel que vi mientras pasaba
por una calle abandonada en las afueras de la ciudad, “Saint Bar” decía, y mi
piel se erizo. Frene de repente, y mientras miraba ese lugar por el espejo
retrovisor, pensaba si debía ir.
¿Cómo podía ser? Jamás había venido por aquí, era
imposible que conociera este lugar. Tal vez lo conocía de la televisión, de
alguna revista, o alguien me comento de su existencia, todas eran posibilidades
y todas ellas me decían que no fuera, pero tenía que hacerlo, no podía irme
simplemente sin averiguar qué estaba pasando.
Puse reversa y estacione cerca de la entrada, cuando
baje pude ver el callejón detrás y era exactamente igual a como lo había
soñado, esto realmente no podía estar sucediéndome.
Mientras me dirigía a la entrada comenzó a llover y
los relámpagos parecían gritar que no entrara, el viento soplaba fuerte y en un
instante me pareció oír una voz que me parecía familiar pero no podía escuchar
lo que me decía, sentía que mis oídos estaban tapados, así que parado enfrente
de la puerta del bar, decidí entrar.
Allí dentro todo era exactamente igual a como lo
recordaba, me senté, pedí una cerveza y lo que tanto temía paso, ella estaba
allí sentada al final de la barra, en la esquina mirándome otra vez con esos
ojos que suplicaban algo. Sonrió y luego se levanto mientras yo la veía
dirigirse hacia la puerta trasera, ¿qué más podía hacer sino ir tras ella?
En contra de todos mis instintos cruce esa puerta y fui
directamente hacia ella en ese callejón. Ella como si me conociera rápidamente
se acerco a mi oído como lo recordaba, yo sabía que iba a decir algo, pero no
sabía que era.
-¿Acaso no lo recuerdas Charlie? me dijo sonriendo.
En ese momento mi mirada se perdió, fundida con el
calor en mi pecho y la luz que me enceguecía. Allí fue donde lo recordé todo,
cada fragmento mezclado estaba en esta pesadilla sin fin, una y otra vez
tratando de hacerme recordar, mientras que una parte de mí se resistía, pero
esta vez sería distinto.
Simplemente comencé a correr por la carretera, mientras
la lluvia cubría mi rostro. De repente una luz se hizo más fuerte detrás mío, y
el ruido de un motor venia tras de mí. ¿Porque tuve que parar en este Bar y
pedir esa cerveza esa noche?, ¿porque tuve que invitarla a irse conmigo después
de estar en el callejón? ¡Solo quiero despertar de esta pesadilla!
Ahora lo recuerdo todo, la recuerdo a ella, la
carretera, el calor en mi pecho y la luz que me enceguecía, recuerdo su sonrisa
y la lluvia que no me dejaba ver bien mientras conducía. Así que esto es lo que
sucede cuando dicen que la vida pasa frente a tus ojos. Estoy aquí parado en la
carretera mientras veo la luz de un auto que viene hacia mí y el que maneja no
es nadie más que yo.
Saint bar por Jesús Nicola se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Obra Derivada 4.0 Internacional.
Saint bar por Jesús Nicola se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Obra Derivada 4.0 Internacional.
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