Antología V




La última casa: Mi grupo y yo estábamos exhaustos, pero sabíamos que era la dirección correcta hacia donde nos dirigíamos. Han pasado muchos años desde que encontré aquel mapa que indicaba la ubicación de una casa. Una de las pocas que quedaban en pie, un refugio escondido de los monstruos que nos perseguían en aquel entonces y que siguen cazándonos sin descanso.
Luego de buscar entre el bosque logramos ver unas luces brillar. Mientras la espesa bruma se dispersa a nuestro alrededor, pude verla. Aquella casa que estuvimos buscando tanto tiempo. El camino lodoso y el auto escondido indican que aun vive un humano allí. Aquellos mismos que nos persiguieron desde el principio del fin. Nadie supo bien quien lo comenzó, pero fue demasiado rápido y cruel. Toda la civilización cayó como un castillo de arena derribado por el viento del atardecer.
Ahora estamos solos. Los últimos de nuestra especie. Tuvimos que adaptarnos a este nuevo mundo donde la tecnología corrompió al hombre y desato lo peor de sí mismo. Nosotros que estuvimos allí fuimos testigos de su inmenso error. Nosotros que hoy estamos aquí al fin sobrevivimos al hombre. Ya no importa quienes fuimos, si sus esclavos, o sus creaciones. Hoy somos libres para poder iniciar una nueva vida desde aquí. La ultima casa que pudimos encontrar en pie. Nuestro refugio de la humanidad.

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Detrás de los cadáveres: Más y más voy cayendo en la locura cotidiana que me asfixia, tanto que ya no puedo distinguirme de aquello que veo frente al espejo. Capas tras capas fui envolviendo mi ser hasta quedar atrapado en un enjambre de sin sentidos, de personajes olvidados y actores sin papel. Alguien solía decirme que jamás llegamos a ver nuestros cadáveres. Los ocultamos bajo placeres esperando que sus voces se ausenten aunque sea por un momento. Pero lo cierto es que  jamás se alejan, están allí observando desde el abismo, esperando por ti, por mí. Ahora aquí en esta habitación con mi cuerpo inerte dejando ir su último aliento puedo verlos, no solo eso, puedo ver lo que hay detrás. Quisiera contarles pero ya es tarde ahora soy uno más.

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Ojos amarillos: Todo comenzó aquella noche cuando deje entreabierta la ventana de mi habitación. El calor era insoportable y una brisa era la mejor compañía que podía tener. Era la madrugada cuando un pequeño sonido me obligo a despertar. Al abrir los ojos entre la penumbra de la noche invadida por una luz de la calle pude ver dos ojos amarillos mirándome fijamente, mientras parecía susurrarme algo desde lo lejos, que me resultaba difícil de comprender. Mi corazón palpitaba tan rápido que podía escucharlo mientras mi cuerpo permanecía inmóvil.
Aquella sombra parecía ser la de pequeño gato que se había colado por la abertura de mi ventana y ahora buscaba comida. Eso era lo que mis pensamientos me decían una y otra vez, sin embargo algo diferente había en aquel animal. Sus ojos parecían penetrar mi carne y llegar hasta mis más profundos secretos. Esa mirada era molesta, me obligaba a recordar cosas que no quería. ¿Porque estaba allí parado a lo lejos juzgándome?
Parecía gozar con mi miedo hasta que se cansaba y desaparecía en la oscuridad. Así fue como noche tras noche aquel maldito animal acosaba mi sueño, invadiendo mi voluntad. Noche tras noche era visitado por el infierno encarnado en aquellos ojos amarillos que venían a perturbar mi descanso..
Jamás pude distinguir que susurraba desde las sombras, y nunca podré volver a dormir en paz de nuevo. Aquel animal que me visitaba estaba atado a mi vida y yo a la de él. La mascota de mi difunta hermana cuyo cuerpo jamás fue encontrado y del cual yo me encargue de que así fuera. Un pecado imperdonable que vino a cobrarse su venganza torturándome por toda la eternidad.

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Luz y tinieblas. Convocada para aniquilar legiones y ejércitos. Fui la que desterró imperios al olvido y condeno a la humanidad a su extinción. La oscuridad siempre rondando mi reino, ciega de mi destino y consumida por mi vanidad. Inquieta en el vacío de mi existencia, solo deseaba un poco de luz que me permitiera distinguir cuanto me había desviado de mi camino original. Ahora solo busco desesperadamente una respuesta que me permita irme en paz. Que maravilloso ser es el que se posa en la punta de mi dedo, brilla con tanta intensidad, puedo sentir su calor y una tenue esperanza para mí que ilumina este vacío al que fui condenada a vagar.

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Abismo: Caí por el vacío del abismo que se abrió debajo de mis pies, cuando las lágrimas de mis ojos se secaron y de mi corazón roto una rosa negra broto ennegrecida con cada cruel recuerdo que se empecinaba en aparecer. Caí en ese oscuro lugar donde los más valientes temen ir. Una oscuridad absoluta y desoladora combinada con el más vil silencio que puedan imaginar. Me preguntaba que había hecho para merecer este castigo de inmortal terror. El suelo estaba inundado por las lágrimas que derrame y las paredes se estremecían con cada uno de aquellos silencios que debí gritar. Parecían respirar aquel aliento que quise terminar cuando quería morir. Y allí arriba una pequeña luz inalcanzable parecía llamarme, me incitaba a escalar desde el fondo de mí ser para volver a surgir. A veces el abismo es un cruel monstruo que te devora en un instante, y otras veces es aquel lugar al que escapas cuando estás dispuesto a renacer, protegido por la oscuridad que te envuelve como la crisálida de una oruga que cuando esta lista se rompe para dejar libre a un nuevo ser.

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Paranoia: Tenia esta extraña sensación en la parte de atrás de mi cuello, ese escalofrío que te dice que algo no está bien. Estaba en la estación esperando el primer autobús que me llevara a un sitio seguro. De pronto sin darme cuenta, una anciana se me acerco lentamente, me miro fijo a los ojos y en un instante abrió su boca como si intentara tragarme. Desde el fondo de su garganta provenía un sonido similar al de miles de llantos desesperados. Sus dientes eran como aguijones a punto de morderme. Me tomo del brazo fuerte y dejo caer su saliva en mi camisa mientras reía escabrosamente. Luego me soltó y desapareció entre la multitud que me rodeaba en los pasillos de la estación.
Mi corazón palpitaba tan fuerte que pensé que moriría. Salí corriendo en cuanto mis piernas me respondieron, baje las escaleras mientras veía que de entre las personas, algunos volteaban a verme sonriendo y abriendo sus enormes bocas, volteando sus ojos, blancos, y pálidos como una luna llena.
Cuando estaba por salir por la puerta principal, un sonido perturbo mi mente. Era el altavoz de la estación, una voz entrecortada decía una y otra vez riendo: “No puedes escapar David, madre no te dejara ir”. Mientras escuchaba eso, mi cabeza daba vueltas, mi brazo me dolía. Fue esa maldita anciana. Me había envenenado. Siento como si flotara, y mientras me desplomo en el suelo. Era inútil, ya no podía escapar.
Despierto en un asiento del autobús, el paisaje me parece familiar, todo debió ser una pesadilla. El chofer me mira cuando observo hacia el frente, me sonríe mientras me dice: “ya estás en casa David, madre te extraño, por fin volviste a nosotros”. Un grito se escucha salir del autobús, jamás sabré si fui yo o fue madre dándome la bienvenida.

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El coleccionista: Mi nombre es Donovan y soy un coleccionista. No me mal interpreten, me gusta lo que hago, y aunque parezca solo un pasatiempo, he llegado a ser muy bueno. Todo comenzó una noche cuando en el ático de la nueva casa que habíamos comprado con mi esposa encontré esta vieja grabadora. Cuando la encendí miles de voces salieron de ella, estaban gritándome suplicando que las dejara libres. Cometí el error de hablar en ese momento, solo fue un segundo, una palabras se escapo de mis labios. Fue suficiente para formar parte de aquellos gritos. Mi voz había sido robada en aquella cinta magnética. Sin embargo la sensación era indescriptible, me sentía invencible, más vivo que nunca. Algunos pensaran que estoy loco pero desde ese momento decidí coleccionarlas. Todas aquellas voces y gritos en esta vieja grabadora. Claro que si doctor, los tengo grabados a todos aquí, cada uno de los que mate viven ahora conmigo para siempre.

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Terry: Nadie me creyó cuando les advertí que Terry no era el mismo desde aquella noche en que se perdió en la tormenta. Fue mi culpa por dejar la puerta abierta. Terry salió corriendo persiguiendo un ruido que provenía del bosque detrás de nuestra casa. Era una noche de luna llena y llovía muy fuerte. Cuando salí detrás de él no pude alcanzarlo. Luego de unos instantes un aullido se escucho y después de eso un silencio aterrador. De la espesa niebla Terry apareció, aunque algo diferente. Sabía que no era el mismo perro que conocía. Los siguientes días cosas extrañas pasaron. Los animales de las demás casas desaparecían misteriosamente y volvían a aparecer días después comportándose extraños.
El pueblo poco a poco se torno tenebroso. Por las noches los animales parecían sincronizarse y se los veía fuera de sus casas, parados inmóviles mirando al bosque, como si algo los llamara. Les advertí a todos que algo malo iba a suceder, pero nadie me escuchó.
Un mes después las que comenzaron a desaparecer fueron las personas, una tras otra. Luego volvían días después y nadie parecía extrañarles lo que pasaba. Ahora creo que solo quedo yo en este lugar maldito. Sin saber que ocurre, esperando lo peor, despertar y que jamás vuelva a ser yo quien ocupe mi cuerpo de nuevo.

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Marioneta: Esta es mi confesión y mi redención. Un terrible pecado cometí al mentir sobre cómo fue que llegue hasta aquí. La verdad es que todo ocurrió tan rápido que no me di cuenta en que me estaba convirtiendo. Todo comenzó una noche cuando cansado de practicar escuche como desde el salón una melodía casi hipnótica se repetía una y otra vez. Era mi guitarra la que estaba tocando. Pero nadie estaba en casa más que yo. Poco me importo ese detalle no menor, mientras siguiera escuchándola. Cuando llegue hasta ella a oscuras, el sonido paró. Pero en mi cabeza aun continuaba retumbando como si quisiera explotar. La tomé y comencé a escribir sobre aquellos acordes. Así fue como todo comenzó. Unos meses después estaba en todas las radios del país y mi fama crecía día tras día. Luego de dos años cansado de escucharla tocar sola todas las noches la guarde en su estuche y me prometí no volver a tocar. No permitiría que me torturara mas con sus encantos diabólicos Al día siguiente desperté con mis manos entumecidas, no las sentía, luego fue mi voz. Ningún doctor pudo encontrar la explicación a lo que me ocurría, hasta que comprendí que era ella la que estaba castigándome. Jamás me dejaría en paz. Ahora estoy aquí de nuevo por salir al escenario cansado de toda esta mentira. Me convertí en su marioneta, un medio para que pudiera conquistarlos. Pero esta noche todo acabara, ella y yo moriremos juntos como empezamos y todo este infierno habrá acabado al fin.



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